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23 julio 2005

Dios no estaba allí

Nosotros íbamos desde Madrid para asistir a la misa de nuestro amigo Julio Ramos Ballano.

Llegamos a Guadalajara, y aparcamos en las inmediaciones de la iglesia. Hemos intentado acceder al lugar, y tras ponernos muchas trabas, hemos conseguido acceder a la catedral. Cuando hemos entrado, nos ha sorprendido ver tantas cámaras, pues era deseo expreso de la familia que no hubiera prensa. Pero es que la estrella de esta misa comercial no eran los 11 héroes de Guadalajara, ni la familia de las víctimas. ¡Qué ingenuos por pensarlo!. A los pocos minutos han llegado los políticos demagogos, esos que nunca se explican las cosas que pasan, pero que tienen ríos de saliva para enfrentarse entre ellos. Tras unos merecidos abucheos, han irrumpido en la catedral. Nosotros también les hubiéramos hecho lo mismo, pero estábamos en la casa de un tal Dios (que por lo visto lo tenían escondido, porque no se le veía por ningún sitio) y no lo hemos considerado adecuado. Así que como buenas personas que somos, nos hemos callado, mientras se sentaban en alguno de los 11 bancos que tenían reservados. Tantos como bancos tenían reservadas las familias, a razón de 5 personas por banco.

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