Hace algunas semanas comentábamos que el Ministerio de Industria le hacía el trabajo sucio gratis a la SGAE. Gracias a un uso perverso y malévolo de la LSSI, la SGAE denunciaba a los sitios que ella consideraba su objetivo y de los que no disponía datos de contacto. Industria les proporcionaba gratis dichos datos y a la vez le metía una multa al sitio en cuestión que en la mayoría de los casos servía para quitar al webmaster las ganas de seguir. Sonado fue el caso de agujeronegro.com, que ya sufrío dicho ataque. En cualquier caso hablábamos de cantidades relativamente pequeñas, que aunque hacen daño, no son como para arruinar a nadie, en torno a los 1.500 Euros.
Pues la cosa ha progresado, y ha progresado en la misma línea que llevaba hasta ahora, es decir, en el negativo. Ahora, a través de AVEI estamos viendo multas de más de 30.000 Euros, lo que indica que el Ministerio de Industria está calificando de "grave" el hecho de no poner los datos de identificación del webmaster en la web, cosa bastante común todavía hoy en día.
El propósito de esta parte de la LSSI en su concepción, y como se nos vendió a la ciudadanía, es que sería un arma para hacer más seguro Internet y que permitiera identificar rápidamente al responsable de contenidos peligros o que vulneraran las libertades del individuo. Y tal como nos temíamos, el uso que nos hemos encontrado en la práctica es un uso perverso a más no poder. No sólo no ha contribuido a hacer de Internet un lugar más seguro, sino que ha dado una tapadera y un recurso perfecto a las organizaciones que quieren ir contra individuos particulares sin ningún argumento legal sostenible. Si no te puedo denunciar por usar mi música, te denuncio por lo otro, y se te quitan las ganas de tocarme las narices igual. Uséase, como no te puedo denunciar por ladrón, te denuncio por feo, porque ser feo si está tipificado como delito y para el caso se consigue lo mismo.
Lo peor de todo es que desde diversas entidades y asociaciones se advirtió al comienzo de la LSSI que esto podía suceder, y desde el gobierno de nuestro querido Josep Piqué y su equipo se nos aseguró que esto no ocurriría facilmente. El tiempo ha demostrado que la AUI no se equivocaba. Y no olvidemos de que en el borrador de dicha ley ya se intentó que no fuera necesaria la actuación de un juez para clausurar una web. Aunque en dicha ocasión hubo que quitarlo, no ha faltado tiempo para intentar volver a meter esa coletilla.
Así que vean si es fácil o no. 100 páginas web de una tacada tumbadas. Si eso no es eficacia ...
El propósito de esta parte de la LSSI en su concepción, y como se nos vendió a la ciudadanía, es que sería un arma para hacer más seguro Internet y que permitiera identificar rápidamente al responsable de contenidos peligros o que vulneraran las libertades del individuo. Y tal como nos temíamos, el uso que nos hemos encontrado en la práctica es un uso perverso a más no poder. No sólo no ha contribuido a hacer de Internet un lugar más seguro, sino que ha dado una tapadera y un recurso perfecto a las organizaciones que quieren ir contra individuos particulares sin ningún argumento legal sostenible. Si no te puedo denunciar por usar mi música, te denuncio por lo otro, y se te quitan las ganas de tocarme las narices igual. Uséase, como no te puedo denunciar por ladrón, te denuncio por feo, porque ser feo si está tipificado como delito y para el caso se consigue lo mismo.
Lo peor de todo es que desde diversas entidades y asociaciones se advirtió al comienzo de la LSSI que esto podía suceder, y desde el gobierno de nuestro querido Josep Piqué y su equipo se nos aseguró que esto no ocurriría facilmente. El tiempo ha demostrado que la AUI no se equivocaba. Y no olvidemos de que en el borrador de dicha ley ya se intentó que no fuera necesaria la actuación de un juez para clausurar una web. Aunque en dicha ocasión hubo que quitarlo, no ha faltado tiempo para intentar volver a meter esa coletilla.
Así que vean si es fácil o no. 100 páginas web de una tacada tumbadas. Si eso no es eficacia ...
Vía Samuel Parra.
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