
La mayoría de los madrileños ya hemos visto a nuestros padres hacerlo toda nuestra vida, y de una manera inconsciente sabemos cómo cambiar de carril, incorporarnos a una carretera, reaccionar en un atasco o callejear para evitar retenciones. De esta manera, los madrileños podemos conducir prácticamente en cualquier parte del mundo, pero no así al contrario, ya que aquellos que no hayan conducido en Roma, El Cairo o Madrid lo pasarán mal cada vez que vengan a la capital. De hecho he podido comprobar como en algunas ciudades más o menos pequeñas de España, cuando llueve o hay más coches de lo que suele ser normal los conductores empiezan a comportarse como hormigas locas conduciendo sin lógica ninguna.
Así que voy a dar algunos consejos esperando que sirvan para aquellos que no están acostumbrados a conducir por la ciudad.